Los metales pesados, como el plomo y el mercurio, son perjudiciales para la salud. Hoy día, debido a la alimentación y al consumo de determinados productos, los metales pesados van apareciendo y manifestándose en nuestro organismo, pero la pregunta es la siguiente, ¿puede la madre trasladar al bebé mercurio, arsénico y plomo en la leche materna?
Un estudio, realizado por un equipo del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada sobre la leche materna, ha reportado datos inquietantes al respecto. El estudio se basa en 242 muestras de leche obtenida de 83 madres de distintas edades y de diferentes hábitos.
Mercurio, arsénico y plomo en la leche materna
Según los resultados del estudio el 97% de las muestras de leche contenían arsénico, el 81 % mercurio y el 51% plomo. Datos preocupantes que se repiten en mayor, o menor medida, en otras ciudades como Madrid, o Santiago de Compostela donde también se ha llevado a cabo dicho estudio.
La solución está en la dieta y los hábitos de la madre
Con respecto a este asunto, el Comité de Alimentación Infantil y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría ha emitido una nota informando que, en gran medida, los metales pesados provienen del consumo de algunas especies de pescado, los cuales deberían ser evitados durante el embarazo y la lactancia. Son los siguientes:
- Atún Rojo
- Pez Espada
- Cazón
- Marrajo
En cuanto a los hábitos, el tabaquismo, ya sea activo, o pasivo, es el principal causante de la aparición de metales pesados en la leche materna.
La lactancia materna es la mejor opción
Pese a estos datos, los beneficios de la lactancia materna superan con creces al dato de haber encontrado presencia de metales pesados en la leche, máxime cuando hay formas de evitar este paso de metales pesados en la leche, como seguir buenos hábitos de vida y no consumir los alimentos mencionados durante el embarazo.
Tranquilidad #gestomamis, la lactancia materna sigue siendo la mejor opción, hay que cuidarse y seguir los consejos de los expertos.